Los años pasan y cada vela que agregamos a nuestra tarta de cumpleaños puede ser para algunos, sinónimo de estrés y depresión. Sumar un año más a nuestras vidas genera el sentimiento de que el tiempo pasa demasiado rápido, se instala la idea de que perdimos oportunidades y nos hacemos conscientes de las marcas físicas que deja la edad en nuestro cuerpo.
Pero pensemos que todo esto que acabamos de señalar, tiene que ver con un estado de ánimo que nos hace ver las cosas de esta manera. Mentalizarse con “ser viejo” puede tener origen en varios factores, que en su gran mayoría, son familiares.
Se da en personas que tuvieron que asumir grandes responsabilidades siendo muy jóvenes, o que fueron objetos de grandes expectativas por parte de sus padres, que esperaban que siempre los ayudaran y les obedecieran. También es el caso de las familias monoparentales, en donde la madre necesita apoyo y espera mucho de sus hijos.
Estas difíciles pruebas a las que nos somete la vida, moldea desde muy temprano una mentalidad y un comportamiento “de viejo”. Para estas personas que han recibido tantas presiones, el mundo puede parecer un lugar estresante del cual necesitan protegerse.
Asimismo, el poco amor o el desamor dados o recibidos, genera personalidades pasivas frente a los sucesos. Es decir, no saben “soltar” personas o sentimientos, no tienen confianza en sí mismos para afrontar las situaciones y tienen tendencia a adoptar una posición pasiva frente a los problemas en lugar de enfrentarlos y resolverlos.
Por el contrario, los que tienen una capacidad de adaptación y de reacción, confían en su talento para enfrentar lo que venga. La vida se convierte en un terreno de experiencias, en donde el estrés también está presente, pero adopta una actitud y una mentalidad de joven de 20 años, aunque tengamos 99.
Si pensamos que envejecer es un naufragio, nos ahogaremos.
¡Es cierto! Envejecer debería ser percibido como la posibilidad de adecuar nuestra vida a las necesidades de nuestro cuerpo y a la evolución de nuestra mente, y no como una carrera desenfrenada por mantenernos ocupados para no pensar en lo que vendrá.
El célebre psicólogo Jacques Lacan, decía que “hacemos bien en pensar que vamos a morir, porque eso nos da fuerzas para vivir. La muerte le da sentido a la vida”.
Cuando entendemos lo efímero de nuestra existencia, lo fugaz que es la vida, aceptamos que el cuerpo empieza a tener los años que tiene, pero podemos modificar el sentido de la vejez llevando una alimentación sana, teniendo pensamientos positivos, siendo abiertos a otros…
Y también transmitiendo nuestras enseñanzas a otros, aprovechando nuestra experiencia, viendo el pasado como un estímulo para seguir avanzando.
Tres miedos a envejecer y tres formas de vencerlos.
1) Miedo a ser relegado.
Cuando los años pasan y otros más jóvenes y dinámicos aparecen en nuestro entorno profesional o social, podemos sentir cierta aprehensión. Pero no olvides que envejecer, te hace más sabio, más preparado y más experto. Esto se traduce en mayor confianza en uno mismo y mayor seguridad a la hora de emprender una nueva tarea.
Demuestra a otros, pero sobre todo a ti mismo, que tus años te han enseñado y has aprendido y que todo ese bagaje de conocimientos vale la pena ser tenido en cuenta.
2) Miedo a dejar de ser uno mismo.
Levantarse en la mañana, mirarse al espejo y no reconocerse… es un escenario que no le gusta a nadie. En una sociedad obsesionada por la belleza y la juventud, esto fácilmente nos hace caer en la pérdida de la confianza en uno mismo. No reconocerse físicamente, puede ser desestabilizante.
Pero… las marcas en nuestro cuerpo, son la prueba de las “batallas” ganadas a la vida. En lugar de sucumbir al estrés que provocan las arrugas, piensa en ella de manera positiva y toma en cuenta que aquellos que te quieren bien y que casualmente, son las personas más importantes, no dejarán de amarte por algunos cambios físicos.
3) Miedo a la enfermedad y a la muerte.
La vejez está asociada a una pérdida de autonomía, a dolores, a enfermedades físicas y o mentales y a la muerte. Estos miedos son completamente normales y comprensibles. Pero hoy mismo, puedes empezar a adoptar un estilo de vida más sano y equilibrado, que incluya una buena alimentación para asegurarte una mejora en tu salud.
La actividad física también juega un rol importante a la hora de preservar en buenas condiciones tu cuerpo y ni hablar de mantener tu mente activa aprendiendo cosas nuevas, estudiando eso que siempre quisiste aprender y nunca pudiste. ¡Ofréceles la mejor protección a tu cuerpo y a tu mente!
“Envejecer”, no tiene ser sinónimo de “decadencia”, sino que debe ser sinónimo de sabiduría, experiencia, confianza en uno mismo, conocimiento del mundo que nos rodea, buenos recuerdos y relaciones sólidas.
No pensemos nuestra vida como una simple sucesión de anécdotas. Algunas veces debemos hacer sacrificios, pero nunca sobre lo esencial, porque luego lo resentiremos. Sería muy difícil recuperar el tiempo para no perdernos nada. Sabemos que mientras vivimos debemos hacer concesiones y asumir las dificultades que se presenten en relación a las responsabilidades que hemos asumido como hijos,
como padres, como esposos o esposas. Y ya que sabemos que tanto vivir como morir, son cuestiones inevitables de la vida, elijamos que también el camino recorrido sea constructivo.
¿Qué te parecieron estos consejos sobre envejecer? ¿Qué piensas con respecto a los desafíos que supone el paso del tiempo? ¡Comparte y comenta!