Muchas veces queremos expresar lo que pensamos pero no somos capaces o no sabemos cuál es la mejor manera de hacerlo, sobretodo, cuando se presentan diferencias o conflictos con otras personas. Presentamos aquí algunos tips que te pueden servir a la hora de decir lo que sientes o piensas de manera asertiva y cuidadosa, pero liberadora.
En cualquier relación interpersonal que establezcamos es importante ser sinceros y hablar con la verdad ante todo. Sin embargo, no es fácil todo el tiempo decir lo que pensamos sobre los demás o sobre ciertas situaciones, por lo tanto optamos por callar u ocultar la verdad para no herir a nadie o quedar mal ante otros.
Lo cierto es que debemos ser lo más sinceros posibles sin necesidad de herir a los otros al dar nuestra opinión o nuestro punto de vista. “Si bien es cierto que nadie necesita expresar absolutamente todo lo que pasa por su mente, podemos dejar de ser lo que somos cuando perdemos la capacidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y opiniones”, explica la experta en psicología CarolGilligan en el diario Herald Time.
Lo primero que hay que tener en cuenta es cuidar el tono de voz, si empezamos a hablar con alguien y se nota en nuestro tono o en nuestro lenguaje no verbal nuestra molestia, empezamos a crear una barrera que hace que la otra u otras personas perciban nuestro desagrado ante una situación y que no respondan de manera efectiva a lo que decimos o requerimos. Al contrario logramos que se genere una discusión sin salida.
Otra cosa a tener en cuenta es abordar el problema en el momento en que ocurre para resolverlo inmediatamente o en su defecto un tiempo corto después del suceso, mientras los ánimos se calman y se puede establecer una comunicación más fluida desde el entendimiento y no desde el juzgamiento. Pero guardar por mucho tiempo lo que se piensa no es un buen hábito. “Hay que abordar el problema del comportamiento que te molesta en el momento en el que ocurre y afrontarlo con respeto. Nunca jamás hay que recurrir a insultos y resistir la tentación de generalizar en exceso”, recomienda Gilligan.
Algo que no debemos hacer es callar o no demostrar nuestras opiniones o sentimientos, pues en algún momento se presentará una situación en la que todo lo guardado salga a flote y se explota de manera intempestiva y negativa. Lo mejor es pensar con calma y a solas la manera más adecuada de expresarnos y no postergar aquello que queremos decir.
Hay que entender que cada uno de nosotros percibimos las situaciones de manera diferente, pues nuestro criterio ha sido formado cuidadosamente a partir de nuestras propias experiencias, cultura, educación y formación, por ello respetar, escuchar al otro y no ser rígido con nuestro punto de vista, nos permite comunicarnos de una manera más horizontal y llegar a acuerdos más beneficiosos para ambas partes.
Evita culpar al otro, es decir, empezar el diálogo hablando de las cosas que ha hecho mal la otra persona genera malestares y ella va a pensar que se le está juzgando y que no se le entiende o escucha, lo que bloquea de una vez la buena comunicación. Empieza por reconocer los errores propios y por exponer los malestares con argumentos bien justificados.
Es importante escuchar antes de hablar y si la otra persona está a la expectativa de lo que queremos decirle, empecemos a hablar de nosotros mismos antes de decir lo que nos molesta del otro. Debemos ser comprensivos y entender más allá de las razones que expone el otro, lo que hace que tome cierta posición y actúe o piense de tal o cual manera.
La empatía es un sentimiento indispensable a la hora de entablar una buena comunicación con otras personas en el momento de una diferencia o de querer dar nuestra opinión sobre algo. La manera como lo digamos y poder ponernos en “los zapatos del otro” nos permite comprender la situación de la contraparte y buscar salidas más eficaces a los conflictos.
Finalmente, debemos ver los conflictos como oportunidades, es decir, como situaciones que se presentan en cualquier momento, espacio o con cualquier persona, que si los sabemos llevar bien y sabemos dar nuestras opiniones de la mejor manera, podemos fortalecer nuestras relaciones personales y aprender de lo ocurrido.
Por: Editorial Phrònesis