Todos sabemos que cuando no se tiene experiencia, se tienen antecedentes penales o se pasa de los 30 años, el conseguir un empleo es muy poco probable, por eso es que tantas personas terminan en las calles mendigando y así fue como Marcus llegó hasta el café de Abi.
-¿Me regalaría una monedita?, le dijo Marcus a Abi, quien en esos momentos atravesaba por una mala economía pero además, estaba necesitando de personal, así que esta le dijo: -¨Yo te veo sano, no sería mejor ganarte tus propias monedas a costa de un empleo?.
Marcus le hizo saber lo mucho que le gustaría trabajar pues a decir verdad si era penoso andar pidiendo por las calles pero confesó que finalmente uno terminaba acostumbrándose por la necesidad de llevarse algo a la boca.
Su largo historial de malas acciones no permitía que él encontrara un trabajo digno para solventar su alimentación y tras su sinceridad, Abie tuvo una genial proposición.
Muchos pudieron haber corrido a Marcus pero Abi le abrió las puertas de su negocio, una hermosa acción de la cual deberíamos terminar con un poco de inspiración pues nos ha demostrado que los corazones buenos aún existen.
Sacar la cafetería adelante implicaba todo un reto para Abi, sin embargo, necesitaba que alguien le echara una mano en la cocina en cuestión de la limpieza, así que no dudó en ofrecerle empleo a Marcus a cambio del pan de cada día y cuando el café se estableciera un poco, comenzaría a darle un sueldo.
Marcus aceptó con mucha alegría, no podría creer que por fin alguien le ofreciera empleo, no pudo ocultar su emoción y sus ojos se llenaron de lágrimas. Abi recibió una gran sonrisa como agradecimiento.
Abi compartió esta anécdota en su cuenta de Facebook y a través de ella continuó haciendo comentarios muy positivos acerca de Marcus. Señaló que no sólo hacía las labores correspondientes sino que le ayudaba con otras tareas extras. Siempre estaba dispuesto a echarle una mano. Marcus era muy responsable, a diario cumplía con su horario y respetaba las reglas del lugar.
Cuando finalmente el café comenzó a dar frutos, Marcus comenzó a recibir paga y con ella misma se compraba sus alimentos de diario. Ya no permitía que Abi le regalara la comida, él se sentía orgulloso de poder pagarla con su esfuerzo y trabajo.
Confiesa que eso le hacía sentir alguien mejor, además, recuperó la confianza en sí mismo y se ganó la de los demás. Marcus no sólo obtuvo un empleo sino también amigos.
Marcus terminó demostrando de qué estaba hecho cuando en una ocasión Abi vio como le compraba desayuno a una mujer vagabunda, eso sin duda derritió su corazón. No cabe duda que los que menos tienen son los que más dan ¿no crees?
Es cierto que no debemos de juzgar a las personas que andan por las calles pidiendo monedas, pero es mucho mejor si puedes ofrecerles algo que los beneficie más y los ayude a cambiar la situación en la que están.
Nunca es tarde para hacer algo bueno por algún desconocido y tampoco para dar segundas oportunidad pues sin duda todos la merecemos. Estás de acuerdo con que todos merecemos una 2 oportunidad. Historias que valen la pena compartir.