Por otro lado, el atún fresco destaca por su alto contenido en proteínas, fundamentales para el funcionamiento adecuado de nuestro organismo debido a que se transforman en nutrientes indispensables. En cuanto a los minerales que aporta, resaltan tanto el magnesio como el selenio, que justamente complementan la acción de los omega-3 (también ayudan a cuidar el corazón). Finalmente, debemos recordar que posee vitamina E (un potente antioxidante), al igual que vitaminas del grupo B (por ejemplo la B12, útil para mejorar la circulación).
Sin embargo, debemos tener cuidado con el atún envasado o enlatado, porque el procedimiento usualmente hace que el atún pierda la mayoría de su contenido en ácidos grasos omega-3. Además, el atún enlatado contiene mercurio y bifenilos policlorados, que son perjudiciales para la salud. Ambos compuestos están presentes en el agua marina y en sedimentos en el mar.
No obstante, de acuerdo a varios científicos, el atún solamente contiene un tercio de estas toxinas peligrosas si los comparamos con tiburones y peces espada, aunque es recomendable que los hombres no consuman atún más de cuatro veces por semana, mientras que las mujeres no deben superar las dos veces en el mismo período.
El atún pertenece a la categoría de los peces sin grasa y, por ende, saludables. Tiene un sabor intenso que lo distingue y su textura es aceitosa. Además, es un alimento rico en carbohidratos y proteínas pero no en grasas, por lo que es normal que forme parte de la dieta en personas que desean perder peso.
Para reducir cualquier peligro, debes tener mucho cuidado al consumir atún enlatado y nunca olvidar que debes escurrir todo el aceite de la lata.
